El ayer y el mañana

Mirase donde mirase, todo estaba destruido, derrumbado. Hoy, el paisaje de la ciudad solo mostraba tristeza. La guerra había acabado, sí, pero ¿A qué precio? Únicamente quedaba miseria. Mientras caminaba por los escombros veía a gente sin hogar. No solo el hogar. Les habían arrancado la esperanza de las manos. Me miraban con angustia. Con miedo de volver a empezar ¿Cómo iban a  confiar en mí cuando mi padre los había llevado a la destrucción? En este día todas las miradas estaban fijas en mí. El pueblo, los nobles, las sacerdotisas, los monjes, los soldados, cansados ya de tanta lucha. Pero habían unos ojos grandes y redondos que me observaban con más intensidad. Su rostro no parecía desesperado. Mostraba una sonrisa de oreja a oreja. Pero yo sabía que era el más afectado de todos. Sin embargo, él, más que nadie, sabía que era momento de mantenerse fuerte. Como líderes, teníamos la responsabilidad de guiar a nuestro pueblo. //Despacio, poco a poco, me acercaba a él. No. No podía permitirme el riesgo de perderlo. Porque esa sonrisa era la que me mantenía despierta todos los días. La que me impedía sumirme en los rincones más oscuros de las pesadillas. Él también buscaba en mí algo de paz. Sinceramente, no sé si llegará a encontrarla algún día. Espero que lo consiga y no se vaya a buscarla a otro lado. Ya estaba frente a él. Con la incertidumbre por no saber qué nos deparará el futuro, me escondo en su pecho y, por un momento, esa incertidumbre desaparece. Él me abraza, pero solo un momento. Después me da un beso. Sus labios están helados y llenos de grietas, pero aún así es un beso cálido. Por un instante ambos nos permitimos desconectar de lo que nos rodea. Se convierte en adicción. En algo necesario para mí. El pequeño momento de placer termina, pero no me despego de él. //Nos volvemos hacia delante, en la dirección en la que el sol desaparecía. Mañana seríamos coronados rey y reina de las dos naciones más antiguas del mundo, que compartían su odio entre ellas. Pero mañana, hoy, ha empezado un nuevo día, una nueva época que recogerán los libros de historia. Y seremos pioneros. Siempre mirando hacia el futuro, siempre caminando de la mano hacia delante.









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